sábado, 26 de marzo de 2011

¿POR QUE ODIO A ESTADOS UNIDOS?


No sería sincero si dijera que no odio al gobierno estadounidense. Lo odio. Sí, lo odio verdadera, profunda y sinceramente.

Estados Unidos es el verdugo de mi pueblo. Es para mí, como palestino, lo que la Alemania nazi fue para los judíos. Estados Unidos es el poder diabólico que propaga opresión y muerte en mi tierra. ¿Cómo podría dejar de odiar a este "Gran Satán", el imperio diabólico? ¿Acaso alguien espera que el pueblo ame a sus torturadores y asesinos de niños?
Estados Unidos ha sido y sigue siendo quien patrocina, protege y justifica la miseria de mi pueblo durante los últimos cincuenta años.

Estados Unidos es el autor de 53 años de sufrimiento, muerte, dolor, ocupación, opresión, abandono e injusticia.
Estados Unidos es el usurpador del derecho a la democracia, los derechos humanos, las libertades civiles, el desarrollo y a una vida digna.

Estados Unidos es el cómplice y promotor de la ocupación, segregación, represión, terror y robo de tierra por parte de Israel.
Estados Unidos es el protector, mantenedor, sostenedor y garante del despotismo, dictadura y brutales atrocidades, teocracia, oligarquía y monarquías en el mundo musulmán.

Estados Unidos es el poder diabólico que deniega a mi pueblo la libertad frente a la ocupación extranjera nazi, que asesina niños y usurpa nuestra tierra.
Estados Unidos es el tirano y dictador mundial que roba a cientos de millones de árabes y musulmanes su derecho a elegir libremente a sus gobernantes y leyes, porque le da pánico la llegada de la democracia al mundo musulmán.

Estados Unidos nos trata a mí y a mi pueblo como "hijos de un Dios menor".

No estoy exagerando en absoluto. Todo el mundo sabe que las políticas y comportamientos estadounidenses en el mundo musulmán fomentan el extremismo e impiden la moderación.

De hecho, debo decir que lo primero conduce a lo segundo en una simple relación de causa/efecto.

Sé que "odiar" está mal. De hecho, me esfuerzo por no permitir que mi odio al gobierno estadounidense y sus políticas asesinas, pase de un estado estático a otro dinámico.

Sin embargo, otros, que odian a los Estados Unidos más que yo, no están en condiciones de practicar tanto autocontrol, tanta represión a sus quejas y tanta "sabiduría".

Pero el odio estático es, en última instancia, una rabia contenida, que espera el momento de la explosión. Ya está explotando en el rostro de Estados Unidos.

Sé que el odio puede ser ciego y mortal. Pero también sé que la opresión es peor que el asesinato.

Por eso intento, incluso me esfuerzo, en convertir mi odio a los Estados Unidos en lo más racional posible, lo más constructivo posible, e incluso lo más humano posible. Pero no porque Estados Unidos merezca ser tratado de forma humana.

Los exterminadores de cientos de miles de iraquíes, libaneses y palestinos no merecen respeto.

Son despreciables asesinos de masas al estilo de Hitler.

Mi meta, como la de mi pueblo, es ser libre de la opresión y ocupación israelíes, apoyadas y financiadas por Estados Unidos.

Quiero ser libre de la ocupación judía, de la segregación judía y del racismo judío.

Quiero ser libre de una vida de bloqueos viarios, puestos de control, campos de detenciones, zonas militares cerradas, "blanco de asesinatos", confiscaciones de tierra, demoliciones de casas, y sí, de masacres diarias.

También quiero ser libre del odio, incluso del odio a Estados Unidos. Pero también sé que no puedo librarme del efecto hasta verme libre de la causa, y la causa es la avaricia, codicia y hegemonía de Estados Unidos.

Todo lo que queremos es que nos dejen en paz y nos permitan vivir una vida normal y practicar los derechos y libertades que Dios nos dio, como otros seres humanos.

¿Es pedir demasiado?
Odio de clase

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